Ciudad de sueños y de locas ilusiones, ciudad de dolorosos recuerdos y de algunas ambiciones. Ciudad de amigos y de buenos momentos, ciudad de viejos hastíos y de aferrados lamentos.
Alguien dejó vacíos en mi pecho, nudos en mi garganta. Pero a pesar de lo ya hecho mi corazón aguanta. Ciudad de ilusos estudiantes y de gente perdida, ciudad de muchos protestantes y de búsquedas sin medida. Ciudad de madres desconsoladas y de sombras aguerridas, ciudad de almas desgarradas y de imágenes suspendidas. Parques, plazas, diagonales, despedidas y lágrimas en las terminales. Pasa el tiempo y yo no entiendo cómo es que esta ciudad sigue latiendo.
* Poema escrito por María Mercader a los 8 años de edad.